lunes, 23 de mayo de 2016

Como el fuego al viento en San Juan.

A veces solo necesitamos que alguien nos diga que todo irá bien. Que merece la pena luchar por lo que nos emociona. Que nos dejemos llevar. Que es mejor arrepentirse que no haberlo intentado. Que nunca se sabe que puede pasar, o que todo va a salir bien.
Pero yo no.
Yo le necesito a él.
Y que me mire diciendo que me querrá aunque el espacio intente separarnos, aunque el tiempo que pasamos sin vernos intente consumirnos y aunque los silencios no sean iguales que cuando nos miramos a los ojos. Y que luchará por vernos felices, y que encuentra muy egoísta pensar en un futuro lejos de mi lado.
Y que me sonría y me calme la vida. Y que me retire el mechón de pelo que cae en mi rostro por que interrumpe el camino entre sus labios y los míos.
Y que me abrace, pero no por que nos estemos despidiendo y preparando para otras tantas semanas en las que nos echaremos de menos un poquito más que la última vez, sino por que estamos en un reencuentro.
Y que me diga te quiero, tan bajito que pueda oír como su corazón se acelera al decirlo, y que entonces despierte en mi los mil universos que nunca nadie supo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario