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Te quiero.

Palabras prohibidas entre nosotros,
un código establecido en silencio 
sin consultarlo con el otro.

Están ahí,
esperando quizás,
ser un día descubiertas.

Puede que para no herirnos,
puede que para evitar los golpes.
Puede que para no sentir.
Puede.
No, no puedo.

You build me up and then I fall apart.

Siempre navegábamos en mil mares de dudas buscando una última oportunidad que, a nuestro parecer, nunca era suficiente y, por vicio o rutina, volvíamos al principio.
Mares no navegables. Mares, que si los contempláramos desde la orilla, darían bandera roja. Siempre agitados, incomprensibles incluso para nosotros que éramos quiénes los creábamos. Mares en los que la calma, resultaba aburrida y, las olas, arrastraban todo lo que tenía. A golpe de volante. Como de un plumazo. De cien kilómetros por hora, a un nanosegundo.
Y era entonces cuando empezábamos a echarnos de menos, cuando lo correcto era guardar todos los granos de sal y empezar a vivir de la arena. Sin marea. Con sequedad. Donde las únicas gotas saladas provinieran de mis ojos reflejados en los tuyos, en esos que ya no estaban.
Y cuando creía que mi vida ya no dependería de la marea, de repente empezabas a llover. 

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Pronto aprendimos que el paraíso es más un momento que un lugar. Besarle. Llorar cuando nadie ve. El primer abrazo. ¿Como es posible que alguien te salve de la vida? Mirarle por ultima vez cuando se va. Amigas. 286.  Lanzar a portería hasta que se salga el brazo. AGOSTO. La oreja de van gogh. Los enfados tontos. Los 'eres tonto'. 'Demons'. Creo que no hay nada comparado con volver a verte. Seis. Run as faster as you can. Se habla de 'si las miradas matasen' ignorando por completo las que dan la vida. 手球. Ojala nunca te abrace por ultima vez. Tazas de café. Amsterdam. Llámalo realidad, que al fin y al cabo es lo que nos hemos dado cuenta de bruces que es en lo que estamos viviendo. El color rosa. Los pantalones cortos. Aquellas sandalias. Las cosas que cambian... Hummel. Los buenos días. Los días malos. La lluvia. No puedes elegir si van a hacerte daño en este mundo, pero si elegir quien te lo hace. Las tardes al sol. 5. ¿Y si nunca me dejas de gustar? /560, 730/ Disney. El primer día.

''Nunca nos engañamos. Siempre supimos que nuestra realidad formaba parte de una mentira.''

De vez en cuando me alejaba. Intentaba alejarme en realidad.

Está en mi naturaleza destruir todo aquello que toco, y por desgracia me toco constantemente. Mi autodestrucción es evidente.

Imposible olvidar esos recuerdos. Imposible olvidarte.

Parte de todo lo que soy, de todo en lo que me empeño en tener.

Testigo de mis mentiras, de mis sonrisas.

De mis lágrimas.

Ahora suenan los latidos que bombardean mi corazón y me dan la vida, pero que en realidad me matan.

Cada paso que doy más lejos de tenerte ¿O más cerca? El mundo es redondo, o ese es el consuelo que buscan últimamente.

Y que me empeño en creer.

Autoconvicción.

Esperanza, fielmente.

Tan fugaz como una foto, el beso que nunca nos dimos.

Es cierto, a veces los silencios duelen más que las palabras.

Nosotros.

Esa canción que repetirías mil veces, y que nunca cansa.

De vez en cuando me alejo. Intento alejarme en realidad.

Duro curarse de lo que cura.

Tan aislada, tan rota, tan marcada.

Las sonrisas que tornaron en cicatrices. Los segundos que se volvieron horas. Las miradas que erizaban, y las que se volvieron amargas. Con el mundo a los pies, con los pies todavía en el suelo. Respirando se ahogaba, y prefería morir, a sentirse tan desolada.

Fría, ¿pero a caso alguien se atrevió a mirar en el interior? Sola, de tanto esconderse en el caparazón.

Esquivando miradas, imaginando besos. Autodestrucción lo llaman.

Quizás libre, aunque más bien atada. Atada a esos brazos que no son suyos, libre de seguir perdiendo el tiempo. Tonta, por perderlo.

Lejos de ser feliz, cerca de mañana.

Exhausta de mentiras, esclava de palabras. 

«Terriblemente cruel.»

A veces es insufrible aguantar tanto. Tantas lágrimas, tantos recuerdos, tantas cicatrices. A veces cuesta levantarse después de haber caído, o bailar en un intento de ser feliz. Hay ocasiones en las que la espera se hace demasiado larga, y hay situaciones que delimitan la línea de lo imposible que es seguir aguantando. Pero ahí está ese momento, uno de cada diez, uno de cada cien, uno entre un millón. Ese momento, por el cual merece la pena todo lo pasado, todo lo vivido, todo lo superado. Y estaré esperando, hasta que un día abras los ojos y te des cuenta que siempre estuve aquí; aunque quizás, yo ya haya encontrado otro momento.