martes, 4 de marzo de 2014

Duro curarse de lo que cura.

Tan aislada, tan rota, tan marcada.

Las sonrisas que tornaron en cicatrices. Los segundos que se volvieron horas. Las miradas que erizaban, y las que se volvieron amargas. Con el mundo a los pies, con los pies todavía en el suelo. Respirando se ahogaba, y prefería morir, a sentirse tan desolada.

Fría, ¿pero a caso alguien se atrevió a mirar en el interior? Sola, de tanto esconderse en el caparazón.

Esquivando miradas, imaginando besos. Autodestrucción lo llaman.

Quizás libre, aunque más bien atada. Atada a esos brazos que no son suyos, libre de seguir perdiendo el tiempo. Tonta, por perderlo.

Lejos de ser feliz, cerca de mañana.


Exhausta de mentiras, esclava de palabras. 

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