lunes, 23 de mayo de 2016

Como el fuego al viento en San Juan.

A veces solo necesitamos que alguien nos diga que todo irá bien. Que merece la pena luchar por lo que nos emociona. Que nos dejemos llevar. Que es mejor arrepentirse que no haberlo intentado. Que nunca se sabe que puede pasar, o que todo va a salir bien.
Pero yo no.
Yo le necesito a él.
Y que me mire diciendo que me querrá aunque el espacio intente separarnos, aunque el tiempo que pasamos sin vernos intente consumirnos y aunque los silencios no sean iguales que cuando nos miramos a los ojos. Y que luchará por vernos felices, y que encuentra muy egoísta pensar en un futuro lejos de mi lado.
Y que me sonría y me calme la vida. Y que me retire el mechón de pelo que cae en mi rostro por que interrumpe el camino entre sus labios y los míos.
Y que me abrace, pero no por que nos estemos despidiendo y preparando para otras tantas semanas en las que nos echaremos de menos un poquito más que la última vez, sino por que estamos en un reencuentro.
Y que me diga te quiero, tan bajito que pueda oír como su corazón se acelera al decirlo, y que entonces despierte en mi los mil universos que nunca nadie supo.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Alba.

Un día conoces a tu otra media vida, a tu otro medio yo. Y la conoces como se conoce a las personas que marcan tu alma, por casualidad, o porque el destino, la suerte, o lo que sea que mueva los hilos de nuestras vidas decide ponerla en tu camino para enseñarte a querer a alguien con tanta fuerza que sobrepasa los límites del amor que un día imaginaste. También la coloca para, sobre todo, aprender a quererse a una misma, y a reírse de los errores propios, porque la risa cuando la compartes siempre es mejor, y más si la compartes con ella.
Hablo de la persona que un día aparece y sin avisar, comienza a significar algo tan grande, que abarca tanto, que no se puede llegar a explicar en este mundo. Quién sabe si en otra dimensión.
No puedes entender el amor hasta que te abraza, porque lo hace tan fuerte que consigue unir todos los pedacitos rotos, como si quisiera reconstruir las ruinas de lo que puedes llamar vida gracias a que la vives a su lado.
Espero ser capaz algún día de devolverte tanto.
Gracias por ser ese ''tanto'' incondicional y gracias por ser tú, esa, mi otra media vida.