domingo, 31 de enero de 2016

Scars.

Es inevitable que las cicatrices que un día dejaron en nuestra piel no influyan. Es inevitable que tantas lágrimas que secaron aquellas noches nuestros ojos, no se esfumen jamás de los recuerdos que guardamos, aun sin deber, en la memoria. Es inevitable, que, cuando has querido tanto, y cuando tan poco ha sido devuelto, no te desgastes igual que un acantilado que recibe los golpes del mar cada verano. Es inevitable que todos tus sueños rotos no te hayan dejado un poco más bajo de donde solías recordar.
Y además, aunque me cueste reconocerlo a veces y, hasta me lo niegue, es inevitable olvidarte.
Es posible que sea porque ame cada una de las cicatrices que marcaste. Es posible que cada lágrima fuera una pequeña parte de mi que decidí regalarte, aunque no la merecieras. Es posible que hasta se haya desprendido de mi parte del acantilado, parte de lo que solía ser, cada vez que tú te marchabas y dejabas de golpear mis muros. Es posible que sea porque en cada sueño roto aparecías tú sin que nadie me hubiese avisado y no estaba preparada para el impacto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario